Se amontonan piedras y cenizas
Me acosan rostros siniestramente vivos
Mis manos han perdido los dedos
Y no tientan la piel ni las entrañas
Desciendo al paso humano, lento y tardo
No examino tu seda fresca y tus racimos
Anida en mi memoria tu fragancia
Y vuelvo al canto del árbol, la nube y tus senos
¿Dónde ha nacido la noche sin amores?
¿Dónde el cielo sin pasiones?
¿Dónde ha nacido el temor a tu matriz?
¿Dónde mi pecho sepultó tu aroma?
Vuelvo a contar mis dedos
Deshojo tus frutos y tu flor
Vuelvo al recuerdo de tu púdica matriz
Y en la noche de miajas estrellas, vuelvo a ti y estoy vivo