La paleta de colores,
la mezcla arábica al viento;
ponen mi espíritu atento
por recibir sus primores,
y nacen versos cantores
del arpa más afinada,
con marimba acompañada
y perfumada de flores,
Canto a Veracruz, señores
con esta humilde tonada.
El paso del danzonero,
la pluma en los voladores,
la rumba de bailadores
y el viento sobre el velero;
dejarte mis versos, quiero,
Sotavento de mi vida,
por ser mi prenda querida,
mi corazón navegante;
hoy tú eres el estandarte
de mi llegar y partida.
Tus besos de naranjales,
tu abrazo de trovador,
tu voz de improvisador
y tus ojos cafetales,
son para mí los umbrales
que guardas en tu castillo
San Juan de Ulúa, estribillo
de la espuma marinera
que mandan en mensajera
fragancia de piloncillo
los cantos del flaco Lara
y de Mirón las cuartillas
que hoy flotan en amarillas
flores que adornan la cara.
Y si de Fortín hablara
o de Tajín pregonase
Mal sería, que no repase
de Los Tuxtlas, serranía;
o que en pos de mi alegría
un huapango no bailase.
Es ésta mi tierra santa
de la verdadera cruz,
donde nos besa la luz
que a toda tristeza espanta,
cuando canta la garganta
del sonero decimista
se eriza la piel artista
y se encienden los sentidos
que en alguna vez, dormidos,
soñaron con la conquista.
-Noel Salinas