5 de diciembre de 2016. [María Eugenia]
Hoy decidí rapar mi cabello.
— ¡Yo no podría cortarme el cabello como tú lo haces!—
No respondí nada y pensé.
Pensé en que me gusta revolucionarme. Dejar la habitualidad con la que se anda por el mundo.
Ojalá algunas personas dejaran de pretender ser iguales. No solo un cambio de imagen. Sino comunicarse de otra manera, pensar de otra manera, hacer de otra manera.
Siguen tendencias enmudeciéndose a sí mismos; extinguen las partituras de su creatividad. Estancan la esencia y manchan la transparencia de su ser. Alimentando un ego falso.
— ¿Por qué no? El cabello crece. Como nuestras ideas, como nuestro avance, como el amor, como los niños. Crece y se transforma, como nuestra alma, nuestros objetivos.
¿Te percataste de que tu cabello no es el mismo de hace unos años?
Pasa lo mismo con tu ser. Evoluciona. Re-evoluciona.
[Tenía un cabello de gran longitud.]
—Un día, tomé un avión para emprender un vuelo al sur de américa. Durante el vuelo, existió una falla técnica. Las superficies de control comenzaron a fallar y el avión comenzó a caer. A unos kilómetros del destino, comenzó a incendiarse. Todos corrían, no había calma, podías escuchar los gritos desesperados y niños llorando. El fuego se hacía más grande y se acercaba a mí y las llamas envolvieron mi cabello tan rápidamente. Un hombre de color que estaba a mi lado logró apagarlo, al mismo tiempo que el avión logró tocar tierra de una manera ligera y poco peligrosa para los pasajeros. Aunque algunos murieron a causa de asfixia o quemaduras.
Después de ello, tuve la oportunidad de contarlo. Mi cráneo tenía cicatrices. Surgió el impedimento de que pudiera volverme a crecer.
Hubo 32 muertos. Intacta y con el cráneo quemado, sobreviví ante la situación más terrorífica de la vida.
Meses después caminando por la calle, exponiendo mi cabeza calva, me topé a una niña de aproximadamente 8 años. Se acercó y mi atención fue inmediata ya que ella tampoco tenía cabello.
— ¿Y tú cuánto tiempo llevas con cáncer?— preguntó. Mi piel se erizó completamente. No respondí. Le regalé una sonrisa y con un nudo en la garganta me alejé.]
— ¿Por qué no? Si la vanidad no te define. Más de lo que somos capaces de enfrentar al mundo, más de lo que podemos demostrar de él, y nosotros mismos.
“La vida es un sueño” me dijeron. [Don Capu]
¿Quieres hacer algo? Hazlo hoy que estás vivo.
Rápate o transforma el mundo. O las dos o ninguna.
RE-EVOLUCIONA.
Par nonna, il mio eterno amore che fa non temere a nulla.