La encontré guiando el faro,
observaba las grandes olas,
estaba en el centro de un aro,
rodeada por esbeltas gaviotas.
Cada paso dejado en la arena,
era la señal de una luz,
tan brillante como la luna llena,
lleva en su mano una pequeña cruz.
Con su piel de un blanco pureza
la veo pasear todas las noches,
con un lazo color turquesa.
Maravillosa y con audacia
se apodera del mar y la arena,
es mi bella diosa Salacia.