Noche tras noche que dejas el alma encendida,
el recuerdo de puerta que no deja de abrir,
ni una avería, ni contratiempo, y me traga,
me devora una cansancio, un hastió de trapecista.
Un sueño de parpado sin fuerza:
El dolor; perdón: !EL DOLOR¡: Catástrofe
coloquialmente solo mía, mi gente sigue muriendo de hambre,
de frío, de todo: fallecen y sucumben,
y morimos, abandonados de arrebato de un suspiro:
Muerte moribunda suerte:
No sé de suerte.
2
Una estrella
se estrella
entre ella
y el pasado de ella:
Mi doncella.
¿A dónde va ella?
Ella del silencio.
Ella del alba.
Ella solo ella,
pero se estrella.
Astroella
ellaída
extraída del alma: Mía.
Alma, acantilado; tiburón-vértigo, definida mujer.
Ella ella.
Acuarela, color de todo tiempo.
¿A dónde va ella?
¿Y e-yo?
3
Si te duele el pecho: Mi pulmón arrancado, quebrantado.
Porque hay una deuda de agua,
de sangre,
de v e t
i n o.
De mar muerto.
Hay un barco en altamar
con la tripulación dormida,
de cabeza errática, ausente de una oración;
precario, con el metal corrompido: oxido de nonc.
Un alma batracia con la lengua infinita
llega nunca a casa.
Hay un barco en bajomar:
bajo escombro, bajo orgullo.
Hay un barco y nadie sabe dónde se encuentra.
4
─Una palabra – una herida.
─Una palabra – una ida.
─Una palabra: Adiós.
5
No
hay
mal
que
dure
cien
años.
La muerte cura todo…
menos la muerte.
6
Todo calla, nada teme, la hora presente,
se resigna, se persigna con la cruz,
y toda una vida invertida: Faltas, me falto, y faltamos.