Pondré en tu piel un beso,
pero no un beso que se haga una caricia rutinaria,
que al final se llena de verde espanto
y se coloca una etiqueta comercial.
Quiero para ti una caricia que nunca sea común,
que no sea egoísta
que no siga la ruta de un corazón desviado,
que no tenga que atarlo con corbatas
ni guantes de seda.
Quiero un amor en tu vientre que no muera de mengua,
que no se vista de excusas,
que tenga una sonrisa para cada tarde triste,
para cada melancolía que guarde un sueño.
Es la ternura en tus labios la que anhelo,
la que me vuelve humano,
que me hace olvidar la rutina del humo
que cada día invade mi espacio
sin que le dé permiso.
Eres tú,
es cada palabra, que tiene un solo idioma.
Quiero un amor en tu piel,
un beso que ame más allá de los labios,
que no tenga hora de entrada,
que no necesite citas, que no tenga licencia,
pero que tenga tu nombre,
que guarde un planeta extraño
que sea nuestro mundo,
para que nadie lo entienda.
Pondré un beso en tu alma,
una huella de mármol.
Pondré en tu amor mi vida,
mi fragancia en tu pelo
y me vestiré con tu cuerpo cada día,
sin que nos marchite el sueño la rutina,
sin que la inflación domine nuestro encanto.
Quiero un amor
que muera de viejo en tus mejillas.