Así empezó, sin pedir más, ella era mi verdadera necesidad.
Bella mujer, sin interés, más que el de ser mi amiga...
Su aparición, simple y espectacular, no recuerdo haber hecho una petición mirando al cielo.
Aquí está, escuchándome, yo seré su mejor amigo...
Alguien en quien confiar mis días de dificultad y aliviar la ansiedad.
Ella tiene la solución; un cigarrillo, en compañía de una taza con café.
No tenemos poder, tampoco fama y mucho menos dinero, pero somos amigos.
Innecesaria, una almohada, nos desvelamos hasta la mañana.
Una compañía basta hasta la mañana siguiente, sólo ella y yo.
Nada más podría pedirle a Dios...
Mi cómplice, siempre impuntual, tardó en llegar, pero está sujetándome con fuerza.
Compartimos el amor por mirar el cielo cuando las estrellas parecen palpitar.
No hacemos planes, y las metas nos dan igual, sabemos que el éxito llegará.
Conoce cada uno de mis secretos, y yo, los suyos los protejo.
Y hasta la mañana siguiente recordaremos la fortuna de nuestra amistad en común.
Estaba derrotado y lastimado, cuando llegó para animarme.
Nada más quiero pedir a Dios, espero ser su protector.