Mis impulsos constantes, los ecos de tu voz socavando mi memoria
El helado aliento de la pálida mañana, los malabares del silencio
La percepción inaudita de este páramo, mi avidez invisible,
La estoicidad que no decae, aun en el desgarro.
Los desvelos mesurados, los cansancios tenues de lo incierto
La rosa marchita al extremo que aun aguarda,
Los relojes incrédulos que me asisten,
La danzarina que manipula el aire, antojadiza.
Todo se conjuga en mi universo
Conteniendo mis ansias de ti.