“En voz, en texto, . . . oración.”
Tengo derecho a expresarme,
también a manifestarme,
entre muchas otras cosas
que, en el mundo, son gloriosas.
Por este conducto exijo,
así, con celo prolijo,
respeto a mi libertad
de expresión que es majestad.
Gran garantía individual
conquista sensacional
del bendito ser humano,
gobierno no seas tan vano.
No intentes, por Dios, vetarme,
mucho menos censurarme
mis voces, textos escritos,
tampoco mis manuscritos.
Si no concuerdas con ellos,
si no te parecen bellos,
no las oigas, no los leas,
son pensamientos e ideas.
Cual la Biblia, norma sacra,
la Constitución consagra
la libertad de expresión
baluarte de la Nación.
Nadie se atreva a coartarla
de mi boca separarla,
ni mi decir suprimir,
ni ese mi hablar impedir.
Entiendan autoridades,
sociedad, los malestares
de este humilde ciudadano
que opina, comenta, sano.
No traten de intimidarme,
mi esencia está en expresarme,
si hay ofensas no me importa
un ser magno las soporta.
Lo mismo las amenazas
se me resbalan por grasas;
soy abogado poeta,
que lean mis versos la meta.
Tengo espíritu de roca,
buen discurso es una broca
impregnada de intelecto,
de aquel juicio más correcto.
Del que me hago responsable
verbo convertido en sable
filoso, fiel, un sentir
que me gusta transmitir.
Mi espíritu vuela en letras,
en palabras predilectas
conciencia, ideales, galas,
razón, sensatez, sus alas.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 09 de febrero del 2019
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