El mar vehemente
las nubes grisáceas
el raudo viento de poniente,
asustan a las palomas blancas.
Ya no hay miel áurea
ahora es veneno,
es lo que el diablo emplea,
y el mundo se vuelve mezquino.
Los sueños se van dando tumbos,
se pierden en funestos rumbos.
Ya no se ha visto la aurora
ahora, todos se preguntan, si algún día regresará
Y. G.S