Estoy en el hotel
Sentada en la ventana,
El Obelisco está cerca,
El corazón que palpita
Dentro de mi cuerpo viejo
Salta para todos lados
Porque me siento contenta
De mirar por los balcones
A la ciudad que transita
Gritando a los cuatro vientos
Bocinazos y sirenas
En ruídos interminables,
Con pitazos sobrehumanos
De policías que intentan
Dar orden al movimiento,
Orientando sin parar
El tránsito interminable
De colectivos con metas
Que resultan impensables
Llegando de todos lados,
Mientras debajo del suelo
Los subterráneos se paran
Tan solo por un momento
Para levantar montones
De legiones que trabajan
En el centro y en la plaza.
Además que nunca faltan
Demostraciones de gente
Gritando con sus banderas
De color celeste y blanco,
Desfiando descontentas
Las leyes de algún porteño.
Me siento alelada,
Contenta, orgullosa
De ver acá al lado
Todo lo que extraño
Cuando vivo lejos,
Mientras sensaciones
Llegan a montones,
Mezclando los ruídos,
Los cables, la brisa,
Las luces del centro,
El palo borracho
Repleto de flores
Rosadas, grandiosas,
Que muestra su copa
Humilde y frondosa,
El asfalto pulcro
Con rayas y flechas,
Las palomas sueltas,
Bailando un ballet
En la sinfonía
Que entra por los poros
Llegándome suave
Mientras me divierto
Mirando, escuchando
Todo el movimiento
Que me encuentra a pleno
Y me hace feliz.