Hoy, doce años después
Veo en tus ojos la misma mirada de entonces,
Cuando me propusiste la aventura de amarnos
Tan solo por un momento en nuestras vidas;
Entonces vuelvo a comprender que hubo más
Que un instante de pasión desmesurada,
Siento en ti el amor que no quisiste sentir,
Sabemos sobremanera que nuestros cuerpos
Reconocen las sutiles llamas del fuego sagrado
Que nos ocupa el alma desde aquel día;
Misteriosa esencia que recorre nuestras venas,
Que elegimos separarnos por no lastimarnos,
Cuando fijas tus ojos, profundo, en los míos
Vuelve a vibrar en nos el deseo incontenible
De las mutuas caricias y los besos retenidos
En el espacio olvidado del pasado tiempo;
Y perdura en ti, y perdurará por siempre
Como en mí eternamente, aún más allá
Del mortal ocaso de nuestros corazones