Recorreremos
los bosques de mi tierra,
si así lo quieres.
Tendremos Robles,
encinas y castaños,
también hayedos.
Y entre los árboles,
veremos a las hadas
de nuestros sueños.
Quizás el bosque
nos deje más sorpresas
para gozar.
Una cabaña,
perdida entre las ramas,
se deja ver.
La puerta abierta
invita al caminante
a su fogón.
Una vez dentro
la sopa de un puchero
nos da calor.
En la cocina
las llamas de la lumbre
nos acarician.
Lugar de ensueño,
el tiempo se ha parado,
pero no importa.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/02/19