DE LA VERDAD Y LA DUDA
Taty Gallón
11/02/2019
Se posa en mí una pequeña duda
y aunque no soy terreno fértil
donde crezcan sus raíces
ya divaga incómoda en mi subconsciente.
Susurra, supone, antecede y se predispone.
Y crece en el ruido necio,
de mi que hacer inconsciente,
en mi vida que no es mía
si no que es, lo que se supone sea
y si pregunto ya no encajo
y me siento trizte siendo ya
el absurdo entre lo absurdo.
Se hace real porque en mí mora,
porque la verdad se desvanece
entre la falta de amor propio
y el cerebro escuálido de saciarse de redes,
no de libros, no de las palabras
del encuentro con el otro.
Cuando la verdad no iza su estandarte
ni se posa en cada frente,
en cada apretón de manos, en cada firma;
cuando ya no existe en la palabra,
no hay esperanza,
ya se acaba esto que es la vida.
Porque la vida viva
tiene sangre con la que se jura,
a la que se honra,
la que enseña con los actos.
Porque un corazón se corrompe y se hace turbio
con la más pequeña mentira que es la duda.
Por eso padre, madre, maestro, maestra,
por eso tú, humano cualquiera,
no te mientas y no mientas
al pequeño en el que la verdad
florece por si sola,
no le siembres la duda con tus actos.
No le ignores y le entregues las pantallas,
que su cerebro enmudece.
No le enseñes que le tema a los fantasmas,
a los dioses o a los duendes,
que la duda fructifica
con tus respuestas ausentes.