Atado al espíritu rostro nunca solitario
tu cuerpo
situado en el tránsito de una mirada a otra
invasora
la sutileza arrebatada con todo el cabello hablando
me llama
cual llama que invoca crepitaciones solares
palpitando
atravesando oro silueta espasmo encrucijada
arrollando
contradicción soledad mirada equivocada
sosteniendo
la coraza de inventiva irreverencia taciturna
infinita
caminante de una imagen de verbo imposible
luna
atravesada con flechas opalinas dagas de tiempo
verso
entrometido entre las agujas de hospital
locura
estremecida decisiva transición de la noche
meciéndote
cuna de infante cuna de canción voz innata tu pecho
piel
que penetra la piel irreversible habitante una vez más
mirando
tarde horizonte inmaculado ojo-cielo vivo infinito
simpleza
somnolienta hoja de carbón que envejece en tus ojos
de una
vez por todas el reloj se despedaza en tu ala
fotografía.