Sé que fue una estupidez...
Empecé por el poder de la pasión.
Anochecí, dibujando sobre un mórbido valle de mujer.
Mis fisgones dedos se desplazaban;
Como buscavidas sin control.
Atravesé cada árbol disfrutando más y más de su grato olor.
Con la amenidad de un cervatillo cuando es liberado.
¡Disfrute, cada roce!
En solazada experiencia me recreaba.
Con agrestes y raudos movimientos llenos de vida.
Aunque desconocía el terreno,
Sabía a donde ir...
Me arriesgue dibujando un sediento río.
Digo sediento, porque; clamaba ávido de sed.
Al atravesarlo... ¡oh majestuosa llanura!
Decidí enfrenar. No aguantaba más...
En mi hervor, me sacudía sin cesar.
Lo tenía en mis manos.
Los abrazos no hacían falta. Tampoco las palabras bonitas.
Este poder es capaz de deshacer el odio, la envidia, la rabia.
Es el que el mundo necesita.
Voy a activarlo para ti...
Prométeme que lo vas a usar.