Mi alma está molida,
masacrada por un profundo dolor,
¡No se entiende tanta maldad!
No se hace leña, del árbol caído.
Es que extraño tanto sus sonrisas y dulces bromas
Sus travesuras tan tiernas, tan inocentes.
Es que complotan y son cómplices de la venganza....
Han tirado al abismo, los pocos arneses que tenía para salir de él.
Ya no sé como han decantado mis lágrimas y han ahuecado mortalmente mi débil corazón.
No sé porqué lo hicieron.
en silencio... en soledad, es quizás el castigo
Adiós, niñas.
Mis dulces princesas.