Todas las tardes veo pasar
desde mi ventana,
a una mujer hermosa,
que pasa del trabajo
y quiero una miradita,
hasta el piropo que le digo
se hace la que no escucha,
me estoy llenando de pena,
porque quiero ser su amiguito,
para que mi corazón
se consuele, ¡pero que mujer
tan orgullosa! que ya se me
está acabado la paciencia,
uno de estos días cierro mi ventana;
Lo bonito que tengo para ella,
mejor lo escribo en versos
de amor y lo publico
en poemas del alma.