Bajo un viejo roble
se detuvo el tiempo,
y en aquel instante
algo fue naciendo;
dulces sensaciones,
suspiros intensos,
y hasta dos miradas
rompiendo el silencio
porque los cristales
dejaban reflejos,
pupilas hablando
de amor en sus versos,
y así se mitigan
oscuros recuerdos,
de días lejanos,
oscuros y negros...
Bajo las pestañas
se esconden los hielos,
con lluvia del alma
cubierta de cierzo,
y son como trampas
que inducen al miedo,
a ver en la vida
montañas de cieno,
las guerras, las dudas,
un cáliz perfecto,
también la avaricia
que anima al enfermo,
y el hombre se olvida
del hombre imperfecto,
aquel que es hermano
y vive, aunque muerto...
\"...Por eso en el roble
se detuvo el tiempo,
y dejó tatuado
un poema eterno...\"
Rafael Sánchez Ortega ©
09/02/19