Si la sangre se arrebuja
al calor de la piel
encendiendo la pasión
que altera el corazón
haciéndolo palpitar
como si fuera tambor,
la vista se encandila
en la ternura ardiente
y la mirada atrae
como al colibrí la rosa
sintiendo tus trenzas
descansando sobre mi pecho
mientras mis manos juegan
con tus montes de cálidos acechos
que siento palpitar
en las huellas de mis dedos.
mientras tu vientre agitado
vaga como deseando lecho
y ambos palpitando
entre gemidos con eco
Eso es amar desatando los deseos