Me siento aquí en la obscuridad,
abrazándome a mi enfermedad,
sin moverme siquiera de la cama,
sin cambiar las sábanas.
Me siento aquí en mi soledad
a lamentar mi existencia
y a llorar mi decadencia,
ésta que no me deja en paz
y no me quita de la ansiedad.
Me siento aquí sordamente
viendo a toda esa gente
que dice para ellos:
\"Pobre chiquilla entristecida,
ya está muy perdida,
no tiene remedio la pobre\"
En su voz hay lástima
y la mía reproduce un adiós,
ése que nadie escuchó.
Me siento aquí, mejor allá
donde nadie va a buscar
porque sabe que encontrará
el cuerpo de aquel colibrí,
qué murió hace años en abril.