El alma vuela y canta cuando es pentagrama
de las notas de amor que en su viaje reclama
y con sutiles tonos cada nota le clama
(excitadas por soles en su más firme empeño)
mojarse en las aguas de la fuente de ensueño,
aferrarse a su igual sin hacerse dueño,
rasgar la soledad al quemarle su frío
y torcer las vertientes, al darle paz al río
de corazones trémulos, como un solo navío.
Dos almas, un encuentro, reafirmando un amor
en mirtáceos jardines de aroma seductor.
Solo ellas, la caricia y el roce sin furor.
Dos almas inherentes en la arena del reloj,
presente de un pasado a mañana de alioj.
Amor de tiempo
en la ofrenda del reloj
rito de arena
un pasado de polvo
a un presente de piedra
es mañana de mármol