Lucia Rodriguez Lopez

XV. Todavía

Todavía tengo que aprender

a sacar de mí cuanto se expone a la razón

convirtiéndolo en el porvenir,

en el azar de aquello que no niega.

Pues obstinada en negarme

el reflejo del cual mis anhelos viven

evito las miras hacia tu faz templada

con el habla de alguien desconocido.

Y me asegura la piel que existo

-inmóvil, mientras atiendo a otros pasos

que no son míos-,

como también se afirma esa disputa incesante

contra mi propio cuerpo,

siempre pausado,

queriendo lanzarse a la incertidumbre.

 

Recuerdo el diálogo en que nos perdimos.

Palabras no se dijeron. Ni tampoco silencios.

Solo se escuchaba la monotonía de las paredes

y la confianza de saberme contigo.

Nunca quise más.

 

Quizás pueda yacer eternamente

tras la enajenación de hallarme yo

en otro ser, en otros sentidos.

Ahora sé que la alegría se vive en otros ojos

aunque los míos se enreden con los sueños.

 

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