Arribistas de todos los pelambres:
¿Cómo van sus intrigas palaciegas?
Los he visto canijos y con hambre
junto a las puertas de antesalas ciegas.
Ignoro qué se pide y qué se entrega
en esos sitios de color de alambre;
ajeno vivo a semejante brega,
mis medias tejo con mejor estambre.
Escribo y leo y escribiendo digo
todas las cosas que me causan pena.
No doy tregua, tampoco la maldigo.
En mi ferviente soledad serena
con mi verso feroz lanzo el castigo
que merece el traidor como condena.