Por lo que más quieras: trota,
sin que un ápice de excusa
te frene o ponga confusa
lo que de tu mente brota.
Trota, y sin dar pie a derrota,
lucha hasta que el contoneo
de tu cuerpo, que hora veo,
surque cual espada el viento
y que tu miocardio hambriento
sacie ufano su deseo.