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Ahora su crítica me recuerda más a un opresor absolutista, influenciado por su anarquismo, -lo sabe todo, lo dictamina, indudablemente utiliza el psique aplicado, antepone el séptimo mandamiento, saca su propio diagnóstico de que existen muros cercando hermosos árboles que murmuran pisando su propia sombra, facha de espantapájaros persiguiendo al redentor poético con cabeza de mamífero pintado en la pared, una pequeña criatura con su enorme idealismo abraza la justicia donde el mismo se favorece, con la rodilla doblada toma a traición el análisis moral de que todo lo asiste para dejarle el testamento a su hijo menor. Y este atardecer es un acto de amor, un inventario popular, el eco veloz de un taxi, el oído natural de que un profesionista entrega las llaves al extorsionador, porque hay alguien levantando los brazos como Van Gogh intentando ruborizar los colores, aunque podría jurar que Cesar Vallejo alcanzaría ser libre y su exilio sería el pretexto sin dejar su escondite.
Es hermosos ver sus discípulos adoptivos, con su fetichismo de aclarar las palabras en el diccionario, su enorme complacencia de soplarle al oído al último emperador que le dio gusto de acariciarle la espalda pidiendo fingida disculpa mientras utilizaba la altura de la esfinge.
[Decirlo de otro modo: su desagradable amabilidad conspira con la literatura, la gramática, la ciencia y la disciplina, su animalismo de insecto en vísperas electorales con toda su autoridad política promueve el triunfo con los obreros de la vieja escuela…]
Bernardo Cortes Vicencio
Papantla, Ver, México
08:2517022019