Con sumo atrevimiento y sin pretender desvirtuar la gran inspiración, la autoría del poema y hermosa belleza de talento de la gran poetisa Alfonsina Storni, cuyas estrofas se enuncian en letra oscura, transcribo su poema que es un soneto y en él incluyo en letras cursivas mis propias estrofas solamente con la idea de realizar un reto jamás igualable, ni comparable, mucho menos insuperable, a la hermosa letra de esta gran mujer.
Camino lentamente por la senda de acacias,
me perfuman las manos sus pétalos de nieve,
mis cabellos se inquietan bajo céfiro leve
y el alma es como espuma de las aristocracias.
Mientras que el ave aquella alzada en acrobacias
entre su vuelo y su alegría a cantar se atreve,
olvidando, serena, altiveces, arrogancias
y desafíos sobre una rama cuando llueve.
Genio bueno: este día conmigo te congracias,
apenas un suspiro me torna eterna y breve...
¿Voy a volar acaso ya que el alma se mueve?
En mis pies cobran alas y danzan las tres Gracias.
Amada mía, de las flores cuyas fragancias
a tu gusto seducido a ti mi amor te lleve
y sean como un vaivén aquellas mismas ansias
como aquel suspiro bajo el pensamiento aleve.
Es que anoche tus manos, en mis manos de fuego,
dieron tantas dulzuras a mi sangre, que luego,
llenóseme la boca de mieles perfumadas.
Y suplicante, entregando el alma, mientras ruego,
entre mis manos sobre las tuyas, como un juego,
sintiéronse nuestras almas muy enamoradas.
Tan frescas que en la limpia madrugada de Estío
mucho temo volverme corriendo al caserío
prendidas en mis labios mariposas doradas.
Pero la locura no es tan grave en su desvarío
si tu dulzura y el enamoramiento mío
como una cruz son dos líneas entrelazadas.