Santiago Miranda

El golpe continĂșa

 

O el poema para un puñado de intolerantes
Tú qué te ensañas frente a lo que no aprendes
No sé si habrán ahora palabras para enseñarte
Yendo a contra corriente de ti, odio por amor al odio:
Mal gratuito: no dejar vivir, no dejar continuar su sitio, no dejar morir
No saber, saberse, hermano de circunstancias, como desconocido

¿Cómo devolverte el alma y hacerte
Sentir el dolor de quién hieres herido?
¿Cómo reaprender a amarte, recuperar lo humano
A través de oportunidades, no cariños jamás comprendidos
Nunca guardados dentro: ahora, ahí, es cuando el odio resulta sencillo

Un dar muerte antes que empatía
Violencia más que indiferencia, que fácil
No sientes por sobre todo, insensibilizado
Hijo de la codificación y el uso del otro como medio explotado
No sientes lo que el otro siente -sentir es para débiles, te dices-
Y atacas en tu sin sentido a muerte, contra lo vivo

Y si intento, intentando ver el mundo a través de tus ojos de asco
Cuánta pobreza, cuánto temor del otro, cuánto recelo
Cuánto dolor sin salida, cuánto vicio sin saberlo
No diferente a cualquiera de los otros; nosotros
No sabemos si habrán palabras que mostrarte

El otro camino de respeto mutuo, cada uno siendo
El mejor de sí para sí, cada otro siendo
El mejor de otro para otro y así avanzar
No queda otro camino, es que no queda
Otro camino, cuando no hay otro camino
Para sobrevivir, vivir en otros, no habrá
De ninguna manera, otro camino, otra
Manera, otro motivo en el convivir, ni fue
Necesario ni hubo nunca jamás otro camino

[a C. Torres, que tu recuperación sea pronta]