Su elegancia, su porte, su nobleza,
Ondulantes se ven en el Parnaso,
Nadie puede eludir su altivo paso
Exhibiendo su garbo y su firmeza.
Tan sereno, tan lleno de belleza,
Orgulloso revuela cual pegaso,
Sus estrofas jamás tendrán ocaso
Ofreciendo su mágica grandeza.
Baila dulces compases celestiales
En salones que habita sinfonía,
Regios halos de versos inmortales
Adormecen el alma en su armonía;
Nos cautiva con cantos orientales
Orquestados por sacra melodía.
Autor Aníbal Rodríguez.