Soy un hombre, (un niño mejor dicho)
hecho de cristal, de cristal y pluma,
porque cuando siento creo flotar libre,
pero cuando siento, más que en un corazón cupiere,
me veo tirado en mil pedazos de vidrio
porque creo sentir tanto que mi éter saldría volando.
Una tela de araña cargando un puño de acero,
un vendaval que parece brisa
al silbar por el hueco del ventanal;
la ceniza y al mismo tiempo el fuego,
ese soy yo;
uno cualquiera,
pero con manos de tinta y pluma
y corazón de cristal.