Para quererte, como quiero a un pétalo,
como quiero a una hormiga entre un palo y el césped.
Para amarte como amo recostarme en el vientre húmedo de la tierra,
y liberar las carcajadas que el alma encierra.
Para la poquita vida de esta canción
no hay más, no queda opción
a esta revolución que me alumbra el corazón
que me quema las costillas
que deja un cristal expuesto
un prisma trasgresor al amor.
Porque no queda opción que salirse de control,
dar la mano al cielo e impulsarme hacia las nubes
donde pueda descansar de lo abrupto y corrupto,
donde pueda armar un ejército ígneo de aves
que incineren la impureza natural de los hombres;
un corte abrupto, para así lagrimear la entera felicidad.