Me faltaba algo y no eras tú
Ahora me sobran cosas como las lágrimas
He bebido en demasía y con gran ímpetu
Del lago del dolor donde mueren las ánimas.
Dándole tiempo al tiempo me quedé sin nada
Resistiendo como extraviado el frío y la soledad
Tu imagen siempre fija torturándome sin piedad
Es la clara prueba que no puedes ser olvidada
Y mientras se golpean mis neuronas tratando de olvidarte
Me aferro a tu voz paseándome por tus senderos
Y al final del viaje germina de nuevo el desespero
Para dar el fruto incomible de volver a amarte.
¡Cuánto quisiera yo ser cualquier cosa menos humano!
Atrapado estoy en mi propia conciencia incendiada
Grito y le añado blasfemias a mi voz apagada
Pero atiendes otras voces y comes de otra mano.
Las respuestas monosílabas y el vacío helado
Hacían que mis poros exhumaran el pavor
Tu voz que hace eco en mis heridas y su ardor
Despierta el insomnio que yace momificado.
Los ácaros de mi almohada brindan con mis lágrimas
Mis camisas repetidas están hastiadas de mí
El aire aborrece las canciones desesperadas
Y las puertas de mi casa ya no saben que es abrir.
Y si cambio las formas y los principios del poema
Es por la locura que reprime el pensamiento
Frívolo me espera el ente del desaliento
Para aplastarme otra vez y convertirme en su emblema.
Siempre me ha faltado algo
Siempre me he equivocado
Y una vez más lo repito
No eras tú, no eras tú
Cada reflejo del lago
Y los ojos de los hados
Recuerdan siempre mi delito
Que eres tú, que eres tú.