Se deslizan las aguas malolientes
entre apriscos y valles reposados,
mientras manos de seres indolentes
les lanzan desperdicios por los lados.
El fondo llevan sucio, y la corriente
es un hilo mugriento, desechado
por las urbes rabiosas e imprudentes
que soslayan el daño provocado.
Tanta falta de amor por esta tierra
pudre su cuerpo sucio y maltratado;
lo maltrata el cacique de la sierra
y el bajero que vive entre el ganado,
el mal gobierno que constante yerra…
¡Y que el Diablo se lleve lo sobrado!