El misterio de la trascendencia
del inmediato, indefinido de tiempo
más allá del cuerpo y quizá sobrepasando el alma.
Ese impulso mágico
que nos acerca a la idea de Dios, o a nuestra ignorancia
de certezas explicativas.
Son cosas
que desgranan en mi mente
como las gotas, esas primeras
del sofocante verano
húmedas de tierra sedienta.
Gotas fuertes
presagiantes de la tormenta
que borra y recomienza
la vida
quizá no la mía
posiblemente otra
que continúe mi sendero
con el destino
que ignoré a sabiendas
del frustrante abandono
de no querer llegar.