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No temo al rebuzno del dirigente ni a su aplauso de astucia dirigiendo su belleza de frivolidades, como si su éxtasis fuera partidaria a un coro de monedas, naturalmente su mano disimula como maniquí encerando su apatía de falsa humildad posándose en mi hombro.
En su intensa sabiduría doméstica ha intentado darme lecciones de genio, personalidad y cultura condecorada por los partidos políticos con sus veinte gramos de saliva expedida por una oficina gubernamental. Ha puesto en entredicho la vieja piedra del cementerio, el poco abono de mi jardín donde los arbustos buscan efecto con la carne, es decir: está poniendo como prueba el poco país en que mi choza dio el primer grito: mi carroña, el óvulo que por genética se formó en el ovario de la hembra. He intentado ver la bondad de mi madre con que sujetó el dulce almíbar en mi boca y la manera en que fue matando al niño que bromeaba con la vida para después destriparla.
[Mi chillido animal ha permitido crucificar su belleza viniendo de sus abismos, la media milla de una isla entera justo en el ojo derecho donde la luz raspa la piedra arcaica y la opresión del imperialista, ha consentido centralizar la silla absurda con dos patas para que caiga en su agujero fecal y entrar al baño sin necesidad de utilizar el papel higiénico…]
Ha puesto la misma plancha de humo a través del envase, un jugo frio de arsénico para matar poetas y desfigurarles el rostro, teniendo problemas de identidades pedagógicas y su única academia se encuentra fuera del círculo educativo como si estuviera creciendo contra el suelo y, le permitiera viajar como escarabajo al hoyito de la mierda, llegar al mismo sitio donde envuelve su porquería sin limpiar la mugre dejada como pretexto en mi cabeza, no le conozco ningún empleo, pero tal parece que le está vendiendo salchichas y limonada a Bukowsky, a Pablo de Rocka, a Nicanor Parra, sin que estos no necesiten una enseñanza prehistórica, sin que a estos les toque apagar una bombilla de luz.
[Su seriedad de cerdo se encuentra rodeada de milagros, encerrado en sí mismo para bostezar, teniendo visiones del séptimo arte sin rascarse el oído y sentirse ceremonioso a las dos de la tarde con los gordos de la alta suciedad…]
Papantla, Ver, México
Bernardo Cortes Vicencio
09:5219022019