¿Me dices loco?
¡Porque!
¡Por qué hablo solo!
por gritar tu nombre…
Estoy perdiendo la cordura,
¡ayúdame amada mía!
Me ha dejado tu alma bella y dura,
sin moverme como albura
y mi voz seca se agría.
Loco…
¡¿Estoy loco?!
Me quemo en las brasas por ti,
quedando exangüe todo mi ser
sin dejarme acceder
a esa forma de amar sin fin,
loco, ¿estoy loco?
Dímelo tú….