Te veo, con una blusa verde oscuro, como un bosque llegando a su centro, a su corazón, donde las raíces, duelen más.
Te veo, con un pantalón color café, y tus piernas descansan como otoño, dejando llevar su color, dibujando esa manta hecha por lo suave y frío que son las hojas y los meses, septiembre y octubre.
Te veo, echada en mi cama, esperando mis ojos, esperando a que se besen con tus pupilas, como los inmortales roses del sol y la luna, que siembran un eclipse.
Te veo, en mi mente, solo te veo y me alegro, no hablamos, no nos miramos, alzamos los mismos libros y los leemos, terminamos en el mismo final, con las mismas preguntas.
Te veo y pregunto si es real, lo que siento, y no es otra efímera voz que me llama, a volver.
Tú me llamas a empezar, y te veo, como un nuevo comienzo.
B.20