Mis ojos se trepan por tu piel hasta llegar a tu rostro,
Y se posa allí, cual caprichosa mariposa en primavera,
En el rosal de mi jardín, tu vestida de flores
Me brindaras el néctar de tus labios, y convertirás
En miel nuestros abrazos.
No sé en qué mañana, de mi futuro incierto,
Aquietaras mi corazón que late tan fuerte por ti,
Por mis arterias fluye tu sangre que se convirtió
En tinta indeleble con la que te escribo tus poemas
Que te buscan, que te llaman, y que dé a rato te encuentran.
Habitas en mi cielo, dueña de todas las estrellas
De mi hermoso firmamento,
Dueña de los rayos del sol que asoman en mi aurora
Tras largas horas de nuestros maravillosos desvelos.
Voy perdiendo la razón y la calma, oh mi querida mujer…!!!
Que hechizas mi corazón y también mi alma.