Y cuando creí que ya había avanzado algo
un abrazo soñado vuelve a botarme,
retrocedo, como en los primeros días,
y su ausencia vuelve a pesar,
el monólogo en mi cabeza vuelve a comenzar.
Creí que ya había aprendido a vivir
creí que ya había entendido que no era necesario
estar, o compartir.