Fermín Medina

Irazú

Estaba en un sitio de ígneo ambiente,

interesado en la indómita lava,

de la que el pío Agni a Sita salva,

e intrigado por materia caliente

 

cuando llegas tú a perturbar mi mente

con cúprica lava que el sol alaba;

con cráter labial que al orbe renueva;

con verde mirada de agua celeste.

 

Ni a la potencia del tenaz Vesubio

ni al letargo de la Mujer dormida

cubre la belleza del cielo rubio.

 

Lo que origina tu ciclo en la vida

jamás ha conocido ningún sabio

ni Heráclito del fuego supo nada.