Todo confluye a ti en la impalpabilidad del tiempo
los blanquecinos pensamientos que no decaen
la vanidad de los espejismos que se mecen inquietos
la bravura del viento que en tus manos cede
la paciencia, que ignora y no declama
la sinfonía de la lluvia, implacable y errante
los pasionales hombres que no fui
el deseo aquietado en los témpanos
lo real que desgasta y deja mella
lo imaginario que idealiza y no se aplaca
mi amor que se adimensiona y permanece
lo eterno es un concepto plácido para su esencia.