Mil preguntas perdiéronse en mi infancia,
mas mis labios ninguna pronunciaban,
me sentía perdida en esta vida,
y lloraba abatida,
las sombras se mofaban,
acechando en las noches con constancia.
Mil preguntas, del ego y su arrogancia,
contemplando el fracaso disfrutaban,
de inocencia y de sueños su partida,
totalmente perdida,
los sueños se truncaban,
olvidados con tiempo y la distancia.
Contemplando el camino me temblaban,
las rodillas, las manos, la ignorancia,
solo piedras frenaron mi caida,
la alfombra florida,
con su dulce fragancia,
dibujé en las piedras que me abrigaban.
Solo piedras, para curar la herida,
aprendi a manejar con elegancia,
las caídas, los miedos resbalaban,
los susurros llegaban,
música en consonancia,
con el tiempo sobre mi piel curtida.
Los susurros con notas le cantaban,
al silencio, al tiempo y su prestancia,
melodías de dulce bienvenida
y me sentí querida
sobre su dulce estancia,
las canas en mi pelo se pintaban.
Sobre su blanca tez vi la abundancia,
del amor de las risas que vibraban,
tras las nubes del tiempo y su embestida,
fue mi fe dividida,
mientras otros se alzaban,
ante un mundo vacío y sin sustancia.
Dolores Egea ( Lolaila)