J.R.Infante

Hay un ángel

Hay un ángel en mi memoria

que evita pisar la débil tabla

a dos melosos querubines.

Colgaba en la cabecera con alcayata dorada.

Antes de hundir mi aguileña prominencia

en la nube de los sueños,

pensaba en su candorosa mano,

medio siglo después, otro ángel,

susurra por el dintel curvado

de mi cama, dos palabras, una frase,

un gesto, nada,

hasta que mis rendidos párpados

cuelgan el cartel de cerrado.

Entre tinieblas despierto librando

feroz combate

y en la arboleda pronto distingo

el áurea, las dos alas, el tull azulado

             y me sonríes

y me cuentas y te cuento

te distraes con los zapatos

hace calor y ni los pájaros

quieren salir esta tarde.

Aquel ángel ya no sé

si aún paga el ierrepeefe

pero éste que ahora vela

tan cerca de mi almohada,

sigue en situación activa

y tiene en regla los papeles.

Podéis repicar

                     ciconias.