Venimos a la vida sin talega
de títulos, de plata, ni de gloria,
y todo lo dejamos cuando llega
la parca, que en su marcha rotatoria,
visita al ser humano nunca niega
cumpliendo con su cita perentoria.
Luchamos por tener riqueza y fama,
y el alma, la ambición en oro entierra,
sabiendo que verdad tan solo encierra
que somos de este mundo débil flama.
Por eso; todo aquel que pecho inflama,
sintiendo ser el rey de cielo y tierra,
debiera de acordarse que se cierra
el círculo de vida, con su llama.
Autor: Aníbal Rodríguez.