Soncafe

ADIOS

            Ya tu cabello largo no será para mis manos,

ni tu sonrisa será ya para mí,

ni aquellas tantas e incontables cosas

que me hicieron sentir feliz.

Que de pronto me hicieron “niño grande”,

y que ahora, sí, absolutamente ahora,

me hacen encontrarme más a mí mismo.

Porque me quedo con las manos vacías,

como siempre,

con la vida queriendo ser canción.

 

            Como un absurdo caminante que se eleva pensativo,

a remembrar de los viejos caminos que quedaron muy atrás,

que de tan pasados y viejos murieron,

con su silencio al hombro y su pelo despeinado,

no quisieron volver; su adiós quedó extendido,

como bandera y como símbolo.

 

            Tu cabello largo, ya para qué,

si mis manos tan solo conservarán la distancia,

esa distancia que se llevó todo,

donde me fui perdiendo lentamente en tus sueños

hasta volverme una imagen furtiva,

un pensamiento abstracto.

Tu cabello largo,

consérvalo igual pues te hace tan bella.

 

            Y ahora tú, tan diferente sin mí,

pero siempre fragante y bella como el mar.

Ahora tú, quizá más explícita, más frágil aún.

Solo que ya no habrá un niño grande,

ni aquellos atardeceres que desangraban al cielo.

No habrá un sueño absurdo irrumpiendo en tus sueños,

ni aquellas caricias propias de mí,

que nunca pudieron ser sutiles,

ni toscos gestos que encerraban todo el amor

que un hombre es capaz de expresar.

 

            Solo queda en mis manos este adiós,

un adiós más, tan diferente a todos.

Un adiós que le arranqué a mi vida,

en su historia más profunda y más azul;

este adiós, que en su silencio de ave solitaria,

le contará a tu olvido lo mucho que te amé.