No es aquel click-click
que marca tu reloj,
ni el contagioso ritmo
que marca tu corazón.
No son los meses ni los días,
ni las horas que vivimos,
sino los segundos puros
de los cuales aprendimos.
No es la luna en duración
ni la sombra que se forma,
sino la bella admiración
en la medida que se toma.
Tiempo es lo más sagrado
que a este mundo apresura,
pero es lo más olvidado
cuando pasa sin dulzura.
Por eso, no olvides que
en esta vida predilecta,
solo el segundo tan corto
es la medida perfecta.
-Juan Antonio Ayala H.-