angelillo201

El principito-

I.

Hace unos días me adentré buscando espárragos   por una huerta abandonada cercana a mi casa. Siempre quise entrar allí. El motivo principal es que  sentía curiosidad por el hombre que trabaja en aquel terreno. Ahora que estaba vacío, no creo que le importara a nadie que pasara; de hecho…, lo hacia mucha gente. Esa huerta la había conocido unos meses antes llena de todo tipo de hortalizas, pese a que la persona que trabajaba allí carecía de agua. Debía ir a la fuente pública y cargarla en garrafas, por lo que regaba muy poco, sin embargo, tenía más tomates, más guisantes, bachoquetas, cebollas, patatas, fresas, melones, calabazas, de lo que plantara…. que nadie en Vall d´Uixó.

¿ Cómo lo hacia? Era un misterio. Yo estaba por entonces aprendiendo jardinería en un taller de empleo. El cuarto taller de empleo que hacía en mi vida, ya que apenas había trabajo más que a través de los programas de inserción socio laboral . Pero esta vez tenía más interés que nunca de aprender, aunque no sirviera de nada. así que exploraba ese lugar del mismo modo que un científico lo hiciera en la luna, cosa que como sabemos no sirve de nada, más que para justificar unos presupuestos que paga el pueblo para favorecer unos  pocos puestos de trabajo de esos malditos  inútiles  licenciados en física, química, ingeniería, astronomía enchufados por la Nasa.. . ¡ como odio a esos malditos burócratas que gastan dinero del pueblo tontamente yendo y viniendo de la tierra a la luna!

Yo quería saber, abrir mi mente, saber la verdad.- como nos decían que hiciéramos en el taller de empleo para que nuestra imaginación  volara, como lo hizo la de ese hombre en aquel terreno, o el famoso “Principito” del cuento que estábamos leyendo en clase y del que tenía que hacer un trabajo escribiendo 12 líneas resumiendo la idea principal del cuento, si es que había alguna . Aquel huerto , me di cuenta que aunque abandonado seguía siendo un lugar muy hermoso. Todavía poseía la forma que le había dado ese pobre   hombre. Desgraciadamente, sus vecinos, le hacían la vida imposible desde hacia años, al igual que las autoridades. La gente normal recelaba de las intenciones de alguien que  se preocupaba de si mismo menos que los pimientos o las berenjena que cultivaba.  Se sabía en el barrio que pasaba hambre, y muy duras privaciones materiales. Se le notaban en la ropa, en su casa, cercana a la mía, en las herramientas utilizadas en su trabajo, en la falta de transporte. Siempre iba con unos pobres perros que tiraban de un carrito. Sin embargo, esas dificultades las superaba gracias a  una actitud ecologista y un desprecio al dinero y a las demás  personas admirable a mi juicio. Aquel tipo   iba más allá de las rastas y los eslóganes anti sistemas. La gente de su alrededor, y sobre todo las autoridades, incluso los de izquierda progresista, creían que la labor de un huerto ecológico atentaba contra el modelo de crecimiento y de emprendimiento que se pretendía para la localidad de Vall d´uixó . Una cuidad que vivía no del trabajo, sino de subvenciones Europeas por ser educadora y muy seria. Para demostrar que eran gente seria a Europa, y dispuesta a ser ciudadanos  educados y disciplinados, debía cada vecino  arrancar un flor de un jardín municipal  y chafarla. Sin embargo, este hombre nunca lo hizo. Decía que hacer eso era una barbaridad, como llevar a la gente a la luna, y que era preferible renunciar a los fondos europeos  a renunciar a las flores, porque de lo contrario, de seguir por esa vía , no solo no habría abejas al no haber flores, sino que se acabarían chafando a las personas que vivieran en la tierra y no en la luna. De hecho , Europa pedía  cada vez aplastar más cosas. ahora  estaban empezando a pedir que tiraran al suelo  las  naranjas y las chafaran.  Este agricultor se negó a hacerlo,  incluso se comía las naranjas delante de la gente. La cogía del único naranjo que tenía en su huerto de hortalizas. Más que manifestar sus ideas, era su actitud lo que molestaba, y lo que inclino la balanza para que lo  expulsaran al subsuelo. De este modo estarían tranquilas  las conciencias de sus laboriosos , serios, respetables y educados vecinos . En la huerta, mientras recogía espárragos que no paraban de crecer por todas partes, señal del abandono, observaba que no quedaba nada de las instalaciones del terreno. Hasta su caballito de madera pintado de azul donde se sentaba a ver pasar los coches en los atardeceres. Se lo habían roto los vándalos, colgando la cabeza de madera del animal de un olivo con una zanahoria del huerto en la boca. Supongo que llegaría a un punto mental este agricultor, donde comprendió que no podía hacer nada contra el sistema,  ni mejorar las condiciones psicológicas  de un  pueblo egoísta, subdesarrollado,  y vengativo que pedía la luna. La cual ellos nunca alcanzarían. Por ello, lo lógico sería pensar que se habría ido a otro terreno. Imaginé que fuera de España, a Bélgica o México, como los exiliados y presos políticos, cada vez más numerosos en nuestro país.  Tuve cuidado de recoger unos espárragos que crecían sobre unas cañas tiradas por el suelo. los guisantes aún estaban enredados en ellas muertos. Aunque  en algunas matas se veían entre hojas amarillas algunos brotes verdes, o una pequeña flor morada donde se guardaba el último aliento de vida  la planta. También   faltaban en el huerto  los bidones de riego- Se los habían robado todos, según me contó un anciano que paseaba por allí y al que le pregunté por él.

-La última vez que le vi- comentó el anciano- me dijo que le habían robado los bidones una pandilla de jóvenes. como los que usted puede ver allí- El anciano  señaló unos jóvenes que estaban haciendo un dibujo de un agricultor con los pantalones bajados y con orejas de burro en la pared del molino medieval. Este había sido comprado por el Ayuntamiento para el pueblo, es decir para nada, hacia poco,  mientras otros  jóvenes rompían botellas de ginebras después de bebérselas dentro del molino.  

¡Es una vergüenza esta juventud y nuestros políticos!- exclamó el viejo- solo piensan en divertirse. El que está en el tejado bailando desnudo es mi nieto que estará  drogado. El otro día me robó  dinero de la cartera, ojala se caiga y  se mate para que nos deje vivir en paz. No vale para nada. nos  tiene amargados en casa-

 el anciano meneando la cabeza se fue  con tristeza.

 Yo pensé que esos jóvenes no tenían la culpa de haberle robado al agricultor los bidones, ni al anciano la cartera su nieto. Lo único que habían aprendido en la escuela para defenderse de la opresión del mundo, era a pegar a los más débiles, a las mujeres , a los maricas, a los ancianos, a sus padres, y a los diferentes como los anti taurinos. El Estado para protegerse del joven vándalo Español lo que hacía era darles drogas, la razón, derechos, a Vox y a Ciudadanos,   y mirar para otro lado junto Podemos.

Cada vez más melancólico, hasta la nausea de ser Español ,  caminaba por esa huerta pensando en esto, cuando  encontré un pequeño bidón, el único que quedaba con algo de agua entre unas matas de  alcarchofas amarillentas aún con fruto, aunque raquítico e inservible . Metí la cabeza dentro.  noté que brillaba algo, como si fuera la luna, pero se trataba de  una botella de agua. Dentro había un papel cubierto con plástico para proteger su mensaje.  lo leí con interés, ya que sin duda era de este hombre que quisó dejar su final escrito dentro del bidón. Este bidón viajaría por el pueblo de ladrón en ladrón, conservándose para  que la gente del futuro supiera lo que le paso, ya que los ladrones ni se molestarían en leerlo, y si lo hacían no sentirían vergüenza ya que eran de Vall d´ Uixó.

“Dejo este papel y los siguiente por si alguien los encuentra, para  que sepa mi historia y que me paso.

Llamadme agricultor.

La gente de mi alrededor vive sin trabajar y nada les falta.

¿ Cómo pueden hacerlo sin ser comunistas y no vivir en un paraíso, ya que vall d´uixó es lo opuesto a un edén? Nunca lo sabré, porque yo trabajo en un huerto y solo gano en dolor y  miseria.

¿ qué me dan por mi sufrimiento?

Una laceración que emana por la herida del desprecio y el robo  por el que huye mi alma y las plantas de mi huerto.

Esta es la moneda con la que paga Vall d ´Uixó a los ángeles del trabajo y la sumisión.

Cada planta que siembro me la arranca el hombre de mi alrededor con odio. Son los hijos de la ira y del desprecio. Llorad conmigo para ser perdonados, sobre todo los airados, los violentos, los vencidos, los humillados. Vivir en vall d´uixó es un castigo, una humillación como ser violado, una lucha contra una manada donde van contra ti los de arriba y los de abajo, los que detentan el poder y los pobres que han sido envilecidos. El mundo es un infierno donde siempre gana el malo.

Reír todos conmigo bajo el látigo.

Paz y bien.

Firma:

El agricultor en el molino”

Di un par de pasos sobrecogido. Empecé a sentir miedo. Un terrible frío me paralizaba, creía escuchar voces de pandillas por todos los lados. En las ramas de los chopos sin hojas que brotaban  de las ruinas del molino varios cuervos se posaron. Sus graznidos eran igual que cuando abren los aceitunados andaluces sus grandes  navajas antes de atracar a alguien. Más  noté un espantoso   bulto en mi pie, estaba bajo la suela de mi zapato, creía que era un pequeño escarabajo que había chafado, pero se trataba de un guisante. Lo recogí entre mis manos. De repente, empezó a temblar y a hablar el guisante. Una vocecita salía de él, miré y observé a   un pequeño niño que rompía la semilla con una espada. Era un principito con perilla y calvo del tipo skin que me dijo:

Te voy a contar mi historia hermano, pero bájame de tu mano.

Con mucho cuidado lo deposité en el suelo y me senté a su lado a escucharlo.

II.

Érase una vez un principito payo que vivía solo en un terreno donde cultivaba. No tenía más amigos que sus plantas, las cuales se comía cada día , y al día siguiente le brotaban dispuestas a ser devoradas por el principito. Desde su bancal veía pasar por su lado a la gente que de él se burlaba por su pobreza y su trabajo. Pues en Vall d´Uixó , aunque siempre estaban de cuaresma para parecer serios y virtuosos, eran solo  apariencias. El trabajo en el campo era como en sodoma,  pecado. El comer de la tierra creían los valleros que era de corderos. En cambio, el principito  era feliz en su terreno susurrando a los guisante y trabajando de sol a sol en su huerto. Un día que labraba aparecieron  ante el principito  tres perros grandes. Este se asustado al ver los perros delante de él y mirándole de forma fija sin moverse,  pensó que se lo iba a comer.

Uno de ellos, que tenía un ojo de cada calor, siendo su pelaje  blanco como los huskys le dijo:

Alteza, no tema,  no venimos a comerle, sino a hacerle una propuesta.

¿Cuál? dijo el principito al perro.

Otro de los perros que parecía un pastor alemán abriendo la boca y dejando ser sus grandes colmillos le explicó lo que quería:

 Si nos domesticas seremos tus esclavos.

 El principito  se alegró mucho, y gritó lleno de jubilo:

¡ Hurra! Por fin tengo vasallos en mis dominios.

El principito empezó a trabajar en un trineo, y en una bicicleta que sería arrastrada por los perros, es decir , por sus vasallos caninos.  También creo unos aperos como los de los caballos para la labranza con los perros.

Al cabo de unos días lo tuvo todo listo y salió.  La gente de su pueblo  cuando lo veían cabalgando  con sus perros pensaba que estaba loco el principito.

Los perros no son caballos- le decían los mayores al principito.

Dibújame un caballo- deteniendo el tiro y sacando un papel  pedía  el principito a la gente mayor que le hicieran ese  dibujo a modo de prueba.

Ya no nos acordamos como son los caballos- respondían casi con lágrimas en los ojos los ancianos- no lo podemos dibujar, solo sabemos dibujar coches. Los coches si los recordamos, incluso las marcas, podemos dibujar las marcas de Mercedes, BMW, Audi, fiat, pero no a un caballo, ya no los recordamos, hace años que no acariciamos a ningún caballo-

Mis perros son caballos, miradlos bien, han evolucionado- respondía con una sonrisa el principito y les ordenaba proseguir a sus perros.

La huerta del principito no paraba de florecer, los 360 días del año. No existía allí el invierno, siempre era primavera.  De hecho era la finca más bonita de Vall d´ Uixó. Por eso le atacaban casi a diario, ya que la bellaza de su huerta era turbadora para sus vecinos, sobretodo proviniendo de un pobre. Nada hermoso le poseer un pobre, para ellos estaba reservado la fealdad y lo asqueroso del mundo. Desgraciadamente su huerta no podía prosperar por los robos. Había días en que le robaban hasta tres veces. Una por la mañana, poco antes de que llegara el principito, otra la medio día, cuando se iba a comer, y otra por la noche mientras dormía. Entre tanto el Ayuntamiento  compró un buen día esa huerta que el principito ocupaba- Un registrador de la propiedad en un despacho de Madrid puso el nombre del Ayuntamiento de Vall d´Uixó en un papel que firmó un testaferro con grandes bigotes como los de Dalí.

 EL Ayuntamiento,  quería hacer allí un monumento dedicado a un taller de empleo. Habría jardineros quietos como estatuas que cobrarían todos los meses por ver a unas  flores marchitarse compradas de  un almacén de Pekín con fondos Europeos para el desarrollo de regiones subdesarrolladas. Pero el principito estaba allí, y en Europa no lo sabían,  así que le hicieron la vida imposible  para que se fuera. Eso si, siempre de forma educada. Por qué los poderosos, la gente grande, era gente seria, con estudios, comprometida con el bien público,  que respetaba y comprendía a todo el mundo, incluso a los animales, a las plantas y a los pobres.  Aunque le hicieran la vida imposible al principito,  seguía siendo un ciudadano y tenía algunos derechos jurídicos, muy valorados por los inmigrantes sin papeles. Estos inmigrantes  estaban aún por debajo del principito, aunque comieran sopas juntos en la caridad. Es curioso el mundo, el a diferencia de los inmigrantes  podía hablar con la gente poderosa si lo solicitaba en un papel llamado instancia, sin faltas de ortografía, razonando el motivo, firmado por él con fecha, hora y lugar junto  un funcionario de la planta baja del ayuntamiento, que le daría curso a otro funcionario de la planta de arriba que lo examinaría,  y pasarían a otro funcionario encargado de la agenda de la alcaldesa. Este último, un hombre delgado y largo como los tubos de mortadela y del mismo color,  pondría un día,  una hora concreta en un papel que entregaría al principito  para la reunión. Entonces iría  de su terreno al despacho principal del pueblo para hablar con la máxima autoridad que lo atendería.

Ese día llegó, y el principito emprendió el viaje de su terreno al Ayuntamiento.

Antes pidió consejo a sus guisantes. Estos le aconsejaron:

 

El principito nervioso le respondió a los guisantes antes de irse:

Has hablado con mucho juicio guisante, pero  no sé si me acordaré de lo de laboreos culturales tradicionales.

  El camino se le hizo muy pesado, intentado recordar el principito  que era el emprendimiento y la campana de gaus de los beneficios que le explicaron las tomateras antes de irse.

Buenos días ciudadano. ¿ En que puedo ayudarle? ¿ A dónde desea ir?- le preguntó con una sonrisa un policía armado que custodiaba la puerta del Ayuntamiento apuntando a la cabeza del principito.

Tengo cita con la alcaldesa- le explicó el principito con las manos levantadas en alto sobre su cabeza.

Eso es otra cosa- le dijo el policía que le dejo pasar mientras apuntaba a la cabeza de una mujer musulmana que estaba detrás del principito en la cola.

Buenos días ciudadana. ¿ En que puedo ayudarle? ¿ A dónde desea ir?- escuchó el principito que  preguntaba el policía como a todos los que estaban en la cola.

Vengo a pagar la tasa de la basura-comentó la mujer con las manos levantadas.

Eso es otra cosa- le dijo el policía que la dejo pasar apuntando al siguiente en la cabeza con su pistola.

El principito estaba perdido dentro del Ayuntamiento. Preguntó al primer funcionario que vio,  un hombre mayor con canas que estaba recostado sobre un libro y parecía amable.

¿ Dónde está el despacho de la alcaldesa?- le preguntó.

Este abrió sus cansado ojos y le contestó sin fuerzas, agotado.

No es mi trabajo contestarte. Yo solo autorizo  desahucios. Si te han desahuciado lo he autorizado  yo.

El principito salió y le preguntó a otro funcionario donde estaba la alcaldesa.

No puedo contestarte, solo lo hago si vienes a pagar una multa. Es mi trabajo.

¿ vienes a pagar una multa? Preguntó sonriendo.

No- dijo el principito, vengo a ver a la alcaldesa, y me he perdido-

El funcionario le confesó en voz baja.

Esto que quede entre nosotros, no debería decirlo- Debes dirigirle al panel de colores donde se indica donde están los despachos. El panel te contestará.

El principito le dio las gracias.  Encontró el panel y vio donde estaba el despacho de la alcaldesa. Era muy divertido, como un laberinto de ratas. La alcaldesa estaba en el ala este del segundo piso, junto a un cuarto de baño y el balcón.

El principito subió las escaleras. Apareció ante el secretario que estaba ante la puerta de la alcaldesa muy serio. Su rostro alargado le colgaba hasta la corbata. Miró con detenimiento al principito , a un libro y a un reloj. Antes de hablar consultó con la agenda, el reloj, y con voz profunda le interrogó.

¿ eres el principito, verdad?

Si- dijo este.

Has llegado un minuto antes, si llegas un minuto después no hubieras pasado.

¿ por qué? Preguntó el principito.

Por qué la alcaldesa es una persona muy importante, aquí nada se hace si ella no lo ordena. Un minuto de su tiempo vale mucho.

Comprendo, ella es como el SOL para las plantas- le dijo el principito.

 Exacto, es la hora. Pasa por esa puerta. Te esperan - le ordenó el funcionario que se quedó mirando fijamente un papel con profunda gravedad.

Al entrar el principito no vio a nadie. Había una gran mesa en el centro de un gran despacho y una mano que firmaba papeles. El Principito fue girando a la mesa y vio a una preciosa niña.

Eres una niña como yo- le dijo muy contento  el principito al ver que la alcaldesa era una niña..

La alcaldesa que no llegaba a la mesa por ser era muy pequeña, seguía atareada como los adultos firmando sin cesar papeles pensando en voz alta:

Tengo que bajar estos impuestos a los ricos y subírselos a los pobres.

¿ por qué? Le preguntó el principito intrigado.

La alcaldesa le respondió como si estuviera en un mitín:

Para estimular al economía se  baja los impuestos a los ricos que crean empleo, y para proteger el estado de bienestar se  sube  los de los pobres a los que van destinado estos impuestos. Los ricos no generan gasto social, por eso no deben pagar impuestos, pero los pobres, acaban con la hacienda. Lo pone en el manual de resistencia del partido.

Entonces está bien hecho, es razonable visto así que paguen más los pobres- pensó el principito que no tenía estudios, ni sabia de matemáticas.

¿ Qué deseas? Tienes turno, puedes pedir un deseo razonable- Le preguntó sin mirar al principito la alcaldesa que firmaba un convenio para el turismo- ¿empleo, vivienda, bordillos nuevos en tu barrio? Te lo concedo. Soy la alcaldesa.

No busco esas cosas alcaldesa. Yo tengo un proyecto en un terreno, hago agricultura ecológica y---

Deja tu tarjeta y te compraré, pero pon la factura que desgrava.

No alcaldesa, no es eso- le dijo el principito intentando recordar lo que le dijeron sus verduras- es que quiero que vengan turistas y toquen la campana de gaus para que gene el ayuntamiento dinero conmigo en ese terreno.

¿ nos  quieres dar un terreno? ¿ es eso? No eres el primero- le preguntó la alcaldesa alarmada- no podemos quedárnoslo, si nos lo das  genera gasto y hay que llevarlo al pleno, se debe votar si se acepta la donación, además. ¿sabes que  tienes que pagar los gastos de notaria? No los va a pagar el ayuntamiento. ¡ Faltaría más hacer que pague el pueblo otro terreno! y antes de darlo debes tener todos los impuesto al día. Pero es mejor que te lo quedes, estamos hartos de terrenos.

El principito asustado le explicó como podía:

No alcaldesa, es del ayuntamiento el terreno que ocupo.

La alcaldesa paró de firmar y miró por primera vez al principio. Saltó de su silla con cojines para llegar a la mesa. con el boli en la mano avanzó hasta donde estaba el principito.

¿ por qué tienes un terreno del Ayuntamiento? Eso es un delito.

El principito con la espalda contra la pared sudaba.

Alcaldesa, yo cultivo ese terreno con amor desde hace años, no sabía que tenía dueño, yo creía que era mío. En cuatro años nunca he visto a nadie, hasta hace poco que me dijeron que iba a hacer un monumento a un taller de empleo. Por favor, déjeme estar allí, si me quitan de ese lugar se romperá mi vinculo con Vall d´Uixó, es como si me transplantarán el corazón en un lugar donde no latera nunca más. Yo veo mi huerto con el corazón.

La alcaldesa  que no  comprendía que decía porque no salía en el librito de manual de resistencia, giró y volvió con su boli a firmar papeles, parecía haber olvidado que hacía allí el principito, hasta tal punto que este le preguntó.

¿ qué hace alcaldesa?

Esta riendo con su vocecita infantil le dijo:

Firmó para que permitan instalar una plaza de toros más grande.

¿ por qué? Le preguntó el principito.

Por qué a la gente de este lugar les gusta, si hago cosas que les gusta me votan, aunque haga cosas que no les gustan tanto como subirles los impuestos, si me votan puedo seguir mandando, y si mando puedo estar todo el día aquí sentada firmando papeles. Es lo que más me gusta del mundo, firmar estos papeles, quiero hacerlo hasta ser una anciana.

¿ Qué va ser de mi huerto? Le preguntó el principito.

Entonces se abrió la puerta. Entró el secretario, al verlo en pie levantado  de su mesa el principito observó que era un hombre delgado, muy alargado, cuya sombra avanzaba desde la puerta hasta sentir que le cogía del brazo.

La reunión ha terminado- dijo sacándolo la sombra.

Continuará.

Angelillo de Uixó.