Este dolor que quiebra el itinerario,
sacude atardeceres y los deja en pena.
Este no saber qué sensación colará mis mañanas ajenjas,
Ese sol hundiéndose en el bosque donde te imaginé un logro
que ahora es simple arena, desvanece mi prisa y no se dónde queda.
Este y ese con ironía se enredan, van entregando a los pobres toda mi cosecha.
Qué pensará la siesta con almohadones de seda y los vasos de mezcal,
Qué será de tu arrojo, tus cuidados y el discurso agendado que de sorpresa se queja,
Mañana te robarás el cielo, las huellas del amor, el pucho encendido y alguna canción.