Si volviera a nacer
por su fortaleza
elegiría ser una planta
sin espinas
ni rosas, ni corona de Cristo
ni siquiera Buganvilla.
No es por elegir cualquiera
sino porque amo
la medicina del árbol
donde descansar se puede
haciendo fragancia un recuerdo
anidar el corazón sin dueño
y en otoño sabe desprenderse.
Sé escuchar a la gente,
eso lo aprendí de un árbol
enorme y reparador
con raíces insondables
era de los pájaros poseedor
ayudando a cada pichón
la habilidad de transformarse.
Si volviera a nacer
quisiera ser un Eucalipto
de espíritu recio y contenedor
de historias sin cicatrices
un árbol gladiador
que acoge al amor de todos
sin ser discriminador.