Soncafe

VENGO

             Vengo casi de la nada ausente,

de deshojar palabras dispersas al ocaso,

difusas, transparentes,

diferentes al odio derramado en los periódicos

y aplaudido por ilusos lectores.

 

             Vengo de caminar callejuelas

con olor a tercer mundo,

con aspectos hirsutos,

con historias de besos tristes y llantos alegres;

callejuelas que no son por abiogénesis,

diferentes a las limpias sotanas

y a las cruces de madera que las colonizaron,

que años ha

les impusieron un nombre y una religión,

sin tomar en cuenta las conciencias,

sin importar siquiera si les dolía el alma.

 

             Se impuso el flagelo,

el odio,

se impuso la fuerza, la codicia,

la mentira,

la misma que aun perdura en rotativos capitalinos,

que sueñan con volver a usar el látigo,

que sueñan con desgarrar corazones,

con lacerar las pieles;

que miran con ojos desdeñadores,

como espectro moderno

que decora su esfera con arlequines viejos,

que se mueven en sus amplios sombreros,

que lentamente fueron perdiendo

la costumbre de ver rodillas genuflexas a sus pasos,

de decidir destinos,

y van tras si lentamente

recogiendo historias sucias en los diarios,

sin ver los ojos despiertos

que desnudan sus mentiras.

 

            Vengo de palabras pasajeras,

de amores que se fueron al galope del tiempo,

de una boca besada sin peligro,

vengo a decir que te amo,

vengo a coronar de sueños la tristeza dormida,

a construir otro universo

quizá menos perfecto y más humano,

con vidas simplemente iguales.

 

            Vengo a coronar de sueños la tristeza dormida,

a llenar noches vacías.

Vengo a contarte

de la rosa de otrora

que por ti sembró el poeta.